En las palabras se esconden los deseos,
deseos que no salen al día, se esconden en madrigueras hechas de cautela.
De temores por alejar el alimento.
Alimento y aliento, de consumir y saciarse
De llenarse y olvidarse
concentrarse y soñar libre
Libertad que nos da el imaginarnos sin caprichos ni hambres,
De pieles y palabras.
De admitir ideas, que no conjugan con los principios
y disfrutar el romper la frontera de los mismos.
Y quisiera que mis dedos fueran dientes
dientes agudos y amables, que exploran y consumen
que tocan y componen
una canción de gemidos y sollozos
que dan placer y elegancia
y que construyan miedos y superficialidades
golosinas para el líbido
exprimidos en el conciente de que a lo mejor
hay un abismo
Abismo que no se llena, se desconoce el como
y el vacio agrieta el alma
Hambre de aventar ahí todo lo que sea tangible
el momento placentero
y las drogas para el ego
y saber que ni con eso el fondo se alcanza
por que todo se desaparece en lo negro
Y por la mañana el hambre se alza
de nuevo con dientes y zarpas
para roer y carcomer lo que sea
las brisnas de de recuerdos,
borrosas imagenes de otros momentos
Que nutritivos fueron y que aun el aroma alimenta
Pero no calienta ni sustenta
tan sólo el sabor de una memoria
que se desvanece como condimento
en el mismo viento que ahulla
en las paredes del agujero.
Y no se...
El Castillo de las Ideas Salvajes
Ideas hambrientas, palabras que muerden, letras que te saborean. No seas insensato, lector imprudente que llevas tus ojos al lugar de frases voraces, no las pienses, no las leas.
jueves, 7 de marzo de 2013
martes, 19 de febrero de 2013
Tiempo de Espera...
Hace tiempo que no hacía una
reflexión personal. Mayormente por el cúmulo de proyectos apilados y por
andar atrapando musas en tiempo real. Luego entonces, en el ejercicio
de no dejar ir la inspiración, creo que metí mi lado filosófico en un
cajón.
Hoy
ameritó el hecho por una pregunta seguida de un hecho, más que hecho;
circunstancia presente, con cierta constancia ya en el tiempo. La
pregunta me hacía referencia a una frase publicada en redes sociales que
aludía a a la amistad inquebrantable a pesar de la distancia y el
tiempo sin frecuentarse.
Se mencionaba algo así, de que la verdadera amistad, se
continuaba sin mella, aun después de largos periodos de distancia o
abstenimiento de la misma. Aludía que era precisamente el hecho de que
se pudiera retomar donde se dejó sin la importancia, claro, de el lapso
de tiempo tan largo sin contacto. Y lanzaba una amenaza indirecta a
quién no concordara, tachando de no ser "amigo" o cercano. Para reforzar
este comentario, venía una imagen fastidiosamente cargada de obviedad,
con dos personas que portan maletas cargadas de sellos.
Hoy
hace un momento, un sobrino me pregunto si podía considerar como amigo a
un compañero que no le hablaba desde hace varios meses. Por diversos
motivos. En su contexto, de primaria, conteste ligeramente que las
alianzas van y vienen a su edad, por lo que no debía darle importancia y
hablarle como si nada. Más sin embargo se tomó un momento para mirarme
con cierta seriedad y luego me dijo:
-Es
que lo invite a venir a jugar un chorro de veces y nunca pudo, siempre
que ocupa tarea, pues le ayudo, pero como ya se la "Hacen" pues me sale
con que "no lo dejan"- Y haciendo su decepción tan explicita, me puso a pensar.
Podriamos
entender que tenemos esta relación inquebrantable con algunas personas,
que el tiempo y las circustancias -siempre cambiantes- no hay
deteriorado. Pero igual, en cierto modo habría que analizar el por que.
Creo que esa frase que leí por ahí, funciona más como pretexto que como
justificación. La gente va y viene, pero estan los que se quedan y de
esos los que de hecho te buscan. Existe la gente, sin caer en el cliche,
de que sin importar que suceda siempre esta a una llamada de teléfono a
un mensaje de distancia. Más aun, estas personas te frecuentan sin que
las busques, por que siempre las circunstancias son favorables, pero no
son ellos las victimas de, sino que -como la mayoría de nosotros-
invertimos trabajo para que las circunstancias favorezcan el contacto.
La gente que pierde contacto, cuyas razón pudieran variar -hasta poner como pretexto el pertenecer a una agencia secreta del gobierno y por ello desaparecerse varios años-.
Es gente que pierde también la hilación de tu vida, la linea paralela
que avanzaba a un lado de la tuya. Podras quizas ponerte al día en una
plática, pero si te pones a pensar, en la experiencia y el
comportamiento de esta persona previo; entenderas -si no es la primera vez que lo hace- que ese encuentro fortuito donde pudieran platicar va a ser solamente una isla entre lapsos.
¿Qué sostiene esta linea conectada con una vida remota?
Pues
nada menos que tu propio interes en esa persona, simplemente tus ganas
personales de escucharla o de saber de ella, de formar parte de algo
común. Siendo que si honestamente esa es la razón, y ninguna "necesidad"
necia, te daras cuenta que eres tu quién insiste e invierte tiempo en "Hacer tiempo"
para luego esperar y esperar. Saludarse como si hubiera solamente un
día en medio y dejara atras el tiempo, donte realmente tenías ganas de
compartir algo, platicar, escuchar o ser escuchado.
Pero
eso es difícil, exige por supuesto, un nivel de madurez moral de tu
parte, la cual no se te da a cambio. Peor aun, si mucho antes que eso
fue esa persona quién te insistía mucho, o sencillamente recurría a ti,
cuando necesitaba algo con desesperación, y a medida -aunque de forma
incomoda- caes en la cuenta de que, de momento no tienes nada que ocupe.
Quizas el interés disminuye en función de cosas reales, prioridades, un
problema profundo que requiere tu ausencia y comprensión. No es ajeno,
todos pasamos por eso. Pero, alejado de la intolerancia y sin desear
fomentarla, asumo, que si podemos mirar la historia en cadad caso.
Tendremos la sabiduría necesaria para establecer una conclusión.
Como
sea la relación se interrumpe. Luego entonces, a medida que pasan los
años, esa persona resulta ajena para ti. Se convierte en alguién
incidental, una nombre en una lista de contactos, una imagen estática de
perfil.
Siendo reflexión y no acusación, por el hecho de que también estoy viviendo en los dos lados. Hice este escrito para pensar y valorar, valorar claro, a los que no partieron, a los que siguen ahí, sin necesidad de concordar y aplaudir. Pero que tienen ese interes sincero en dar seguimiento y simplemente legar algunas tardes a convivir. Por que esas personas, cercanas y queridas, para mi, me dan el regalo del tiempo, no es el tiempo que les sobra, ni el que viene en la misma caja, de cuando necesitan un favor. Es tiempo tal cual, de sus vidas, tiempo puro que no esta dedicado a otra cosa. Y que es tan sólido como cualquir otro compromismo urgente.
Mi
trabajo, y algunas otras causas, a veces la pereza misma de un domingo
en la mañana me han alejado. No dire que lo lamento, pero si que sere yo
quién los busque. No hay disculpa para la indiferencia, ni pretexto,
más allá del arreglo mismo del contacto directo. No existe otra
solución.
Mi
falla no reside en estar ausente. Reside en esperar, esperar a que esa
gente siempre este ahí. A que puedo yo romper la hilación y volverla a
conectar, esperanzado de la idea, de que esas personas sienten más ganas
de verme. Y que yo puedo controlar o dosificar mi persona, puesto que
me valoro por encima y que finalmente, siempre tengo algo más importante
que hacer. Y si, eso si no es noble ni leal.
Mi respuesta a mi sobrino fue:
-Dale chance, invitalo de nuevo. Si te dice que no puede, o algo. Hasta ahí, por que entonces No eres importante para el. Y no vale la pena que le hagas mucho arguende a un cuate que te pela cuando ocupa algo-
Hoy
me acercare a algunos y al mismo tiempo puse una fecha límite para
otros. No la dire, es solamente personal, pero la cumplire. Lo único que
se, es que no esperare más. Ni semanas ni días, ni minutos...
Finis Africae.
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